sitio arqueológico
Orígenes de su nombre
El poblado cerca del cual se asienta la zona arqueológica, cuya fundación data de 1622, fue denominado San Nicolás Tolentino en el Paraje de las Ranas, razón por la que el sitio recibió el nombre de “Ranas” asignado por Bartolomé Ballesteros en 1872.
Importancia
Esta zona arqueológica es importante porque se encuentra enclavada en la parte suroeste de la Sierra Gorda donde hubo desarrollo cultural de gran importancia durante la época prehispánica. Además la posición de Ranas es estratégica aunque no se le pude considerar fortaleza ya que su defensa son las montañas, puesto que para llegar hasta aquí se tenía que cruzar una serie de accesos que eran controlados por la población serrana. Los habitantes del asentamiento planificaron su ciudad, de ahí el aprovechamiento eficiente del terreno y el ordenamiento de los edificios.
Cronología
En 1945 el Arqlgo. Eduardo Noguera propone que Ranas corresponde a una etapa teotihuacano-tolteca (entre los siglos VII y XI), posiblemente como una extensión cultural del altiplano hacia la planicie costera de Veracruz.
La caída y posterior abandono de la antigua ciudad se enmarcan en los problemas que se gestaron en la frontera norte de Mesoamérica entre los siglos XI y XII.
El Arqlgo. Alberto Herrera Muñoz, señala que la cronología del sitio se actualiza del 400 al 1300 d.C.
Historia Cultural del Sitio
Los sitios que se distribuyen al interior de la Sierra Gorda se agrupan en áreas bien definidas, cuyos patrones culturales muestran ciertas diferencias; al noroeste se concentra la mayor influencia de Río Verde, San Luis Potosí, mientras que hacia el sur se enfatiza la presencia de rasgos locales, llamados serranos. En esta zona sur son básicamente dos las ciudades más importantes: Ranas y Toluquilla.
Ranas y Toluquilla son paradigmas de la expresión cultural que se ha denominado serrana, extendida en la porción sur de la Sierra Gorda. Los gobernantes de ambas ciudades, ubicadas estratégicamente sobre cerros y mesetas junto a las cimas más importantes de la región, establecieron un territorio propio que perduró más de mil años, controlaron los poblados de sus alrededores y los ricos yacimientos minerales —cinabrio y almagre—, además de los accesos naturales que comunican al interior y exterior de la Sierra Gorda.
La economía de los pueblos que habitaron la Sierra se basó en una estrategia mixta, donde la minería, la caza-recolección y la agricultura de temporal era uno más de sus componentes. La economía minera es un caso especial en Mesoamérica y está dada por la distribución y cantidad de obras mineras en la región. Solo la ciudad de Ranas concentra unas 14 bocaminas prehispánicas, donde el cinabrio jugó un papel importante por ser un pigmento
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