Aunque la construcción de
esta misión se inició hasta 1754, fue la primera en concluirse. Esta misión
quizá sea la más mestiza, pues su ornamentación de grandes flores y follajes y
lo tosco de sus esculturas muestra claramente la mano del artista indígena en
su edificación.
Sobresalen dos detalle únicos en los templos barrocos
latinoamericanos: las figuras del sol y de la luna, que representan la dualidad
del universo y el sincretismo de la cultura española e indígena, y el remate
del templo con la imagen de la Trinidad.
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